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Sistemas de Galvanización

Sistemas de Galvanización: Protección Duradera contra la Corrosión

La galvanización es un proceso fundamental para proteger estructuras metálicas de la corrosión, especialmente en ambientes expuestos a condiciones climáticas adversas o sustancias corrosivas. Existen diversos sistemas de galvanización que buscan asegurar la durabilidad de los materiales, siendo el galvanizado en frío una de las opciones más avanzadas y eficientes en el mercado actual. Este tipo de galvanización, ofrecido a través de productos innovadores como Zinga, proporciona una capa protectora de zinc que garantiza una excelente resistencia a la corrosión sin la necesidad de procesos complicados ni altas temperaturas.

 

¿Qué es la Galvanización?

La galvanización consiste en recubrir el metal, generalmente acero, con una capa de zinc que actúa como barrera protectora. Esta capa evita que el acero entre en contacto directo con elementos corrosivos, lo que prolonga la vida útil de las estructuras y componentes metálicos. Tradicionalmente, existen dos métodos principales de galvanización:

  1. Galvanización por Inmersión en Caliente: El metal se sumerge en un baño de zinc fundido, creando una capa gruesa de protección.
  2. Galvanización en Frío: A diferencia de la inmersión en caliente, en este proceso se aplica una película de zinc a temperatura ambiente mediante una pintura rica en zinc. Este sistema ofrece una alternativa más sencilla y accesible para una gran variedad de aplicaciones.

 

¿Qué es ZINGA?

ZINGA es un sistema monocomponente de galvanizado en frío que combina las propiedades de la galvanización en caliente con la simplicidad de la aplicación de pintura. A diferencia de otros sistemas de protección contra la corrosión, ZINGA proporciona una protección catódica activa que no solo protege la superficie metálica, sino que también se autorregenera si se daña, lo que prolonga significativamente la vida útil de las estructuras tratadas.

 

¿Cómo Funciona ZINGA?

El galvanizado en frío con ZINGA funciona mediante la aplicación de una capa de zinc puro sobre la superficie metálica. Esta capa no solo crea una barrera física contra los elementos corrosivos, sino que también ofrece protección catódica. En caso de que el recubrimiento se dañe, el zinc sacrificial se corroerá en lugar del acero subyacente, preservando la integridad estructural del metal base.

Cuando dos metales diferentes entran en contacto en presencia de un electrolito (por ejemplo, agua), forman una celda galvánica en la que el metal menos noble (por ejemplo, Zn) se corroe en favor del metal más noble (por ejemplo, acero). Esta reacción electroquímica es la base para el complejo tema que es la protección catódica.

La protección galvánica, catódica o la protección activa, surge del zinc (el ánodo) sacrificándose en favor del metal base – acero (el cátodo) con el flujo resultante de electrones evitando la corrosión del acero. De esta manera se garantiza la protección del metal, incluso cuando la capa de zinc está ligeramente dañada.

Otros métodos bien establecidos de protección catódica incluyen galvanizado por inmersión en caliente (HDG) y pulverización térmica de zinc, los cuales exhiben una tasa de sacrificio constante de la capa de zinc.

Con ZINGA la tasa de sacrificio disminuye dramáticamente después de que la capa de zinc se ha oxidado y la porosidad natural ha sido llenada con sales de zinc. Además las partículas de zinc dentro de la capa de ZINGA están protegidos por el aglutinante orgánico sin afectar negativamente a la conductividad eléctrica. Esto le permite a ZINGA crear casi el mismo potencial galvánico entre el zinc y el acero como la galvanización en caliente, pero con una menor tasa de pérdida de zinc, porque, en palabras simples, el aglutinante actúa como un «inhibidor de la corrosión» al zinc.

Si la capa de ZINGA está suficientemente dañada para exponer el metal base por debajo, el acero formaría una capa de óxido en la superficie, pero no aparecería corrosión debajo de ella. En otras palabras; si la decoloración se removiera de la superficie, el acero abajo no estaría picado o erosionado. Esto se llama «Throw» o «Throwing Power» y le permite a ZINGA  proteger el metal desnudo hasta 3-5 mm de distancia de donde el recubrimiento termina. Los ánodos de sacrificio de zinc utilizados en los cascos de acero de los barcos por debajo de la línea de flotación trabajan con el mismo principio para proteger el metal en el área circundante. ZINGA es simplemente una forma diferente de estos ánodos y por lo tanto a veces es referido como un ánodo líquido o pletinas de ánodo cuando se utiliza en condiciones de inmersión.

La capacidad de zinc para ofrecer una protección galvánica es una función de su masa por área dada. ZINGA seco contiene un mínimo de 96% de zinc de calidad medicinal en peso, cuyas partículas son significativamente más pequeñas y más puras que las encontradas en los revestimientos “ricos en zinc” normales. El tamaño pequeño y el perfil elíptico de las partículas de ZINGA aseguran el contacto máximo entre partículas individuales y el sustrato. Esta mayor densidad de zinc activo por área dada combinado con la buena conductividad de la capa asegura que la carga fluye a través de cada milímetro que ha sido recubierto y por lo tanto ofrece una excelente protección catódica.

Protección Pasiva

La protección pasiva, que proveen las pinturas y revestimientos, crea una «barrera» entre el sustrato de acero y los elementos. Una vez que esta barrera se ve comprometida, la humedad y sales atmosféricas serán capaces de iniciar la corrosión del acero por debajo de la zona dañada. Esta corrosión comenzará entonces a propagarse ampliamente por debajo del revestimiento.

Con ZINGA, el aglutinante orgánico y la capa de óxido de zinc que se forma en la superficie crean una barrera impermeable bloqueando la porosidad natural del zinc con partículas de óxido. A diferencia de otros recubrimientos pasivos, una vez que se rompe la capa de óxido de zinc simplemente se renueva por re-oxidación. Esta capa de óxidos es la razón detrás de la apariencia mate de ZINGA en comparación con el acabado brillante de la inmersión en caliente.

Ventajas de la Galvanización en Frío con ZINGA

Fácil Aplicación: Zinga se puede aplicar mediante brocha, rodillo o pulverizador, sin necesidad de equipos especializados ni procesos complicados. Esto permite una aplicación rápida en obras nuevas o reparaciones en estructuras existentes.

Protección Galvánica y Barrera: Zinga ofrece tanto protección galvánica como de barrera, lo que significa que la capa de zinc no solo protege físicamente el metal, sino que también sacrifica parte de su capa para proteger áreas expuestas.

Aplicable en Situaciones Críticas: Es ideal para entornos donde las condiciones climáticas extremas exigen una protección robusta contra la corrosión. Desde puentes, embarcaciones y plataformas offshore, hasta estructuras industriales y agrícolas.

Reparaciones Eficientes: A diferencia del galvanizado por inmersión en caliente, Zinga permite reparar fácilmente áreas dañadas o desgastadas sin necesidad de desmontar las estructuras.

Compatibilidad con Otras Capas: Zinga se puede utilizar como una capa independiente o como una base para otros sistemas de pintura. Esta flexibilidad permite combinarla con otros productos para lograr una mayor durabilidad.

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